Quiza fue una hecatombe de esperanzas
un derrumbe de algun modo previsto
ah pero mi tristeza solo tuvo un sentido
todas mis intuiciones se asomaron
para verme sufrir
y por cierto me vieron
hasta aqui habia hecho y rehecho
mis trayectos contigo
hasta aqui habia apostado
a inventar la verdad
pero vos encontraste la manera
una manera tierna y a la vez implacable
de desahuciar mi amor
con un solo pronostico lo quitaste
de los suburbios de tu vida posible
lo envolviste en nostalgias
lo cargaste por cuadras y cuadras
y despacito sin que el aire nocturno lo advirtiera
ahi nomas lo dejaste a solas
con su suerte que no es mucha
creo que tenes razon
la culpa es de uno cuando no enamora
y no de los pretextos ni del tiempo
hace mucho muchisimo
que yo no me enfrentaba como anoche
al espejo y fue implacable como vos
mas no fue tierno
ahora estoy solo francamente solo
siempre cuesta un poquito
empezar a sentirse desgraciado
antes de regresar a mis lobregos cuarteles
de invierno con los ojos bien secos
por si acaso miro como te vas adentrando
en la niebla y empiezo a recordarte.
sábado, 15 de mayo de 2010
viernes, 23 de abril de 2010
Sólo en sueños,sólo en el otro mundo del sueño te consigo
,a ciertas horas, cuando cierro puertas detrás de mí.
¡Con qué desprecio he visto a los que sueñan,
y ahora estoy preso en su sortilegio,
atrapado en su red!
¡Con qué morboso deleite te introduzco
en la casa abandonada,
y te amo mil veces de la misma manera distinta!
Esos sitios que tú y yo conocemos
nos esperan todas las noches como una vieja cama
y hay cosas en lo oscuro que nos sonríen.
Me gusta decirte lo de siempre
y mis manos adoran tu pelo y te estrecho,
poco a poco, hasta mi sangre.
Pequeña y dulce, te abrazas a mi abrazo,
y con mi mano en tu boca, te busco y te busco.
A veces lo recuerdo.
A veces sólo el cuerpo cansado me lo dice.
Al duro amanecer estás desvaneciéndote
y entre mis brazos sólo queda tu sombra.
sabines
viernes, 16 de abril de 2010
Justamente ahora irrumpes en mi vida,
con tu cuerpo exacto y ojos de asesina.
tarde como siempre,nos llega la fortuna.
Tu ibas con el,yo iba con ella,
jugando a ser felices por desesperados,
por no aguardar los sueños,
por miedo a quedar solos.
Pero llegamos tarde,
te vi y me viste,
nos reconocimos enseguida,pero tarde.
maldita sea la hora
que encontré lo que soñé,
tarde.
Tanto soñarte y extrañarte sin tenerte,
tanto inventarte,
tanto buscarte por las calles como un loco,
sin encontrarte.
y ahi va uno de tonto;
por desesperado,
confundiendo amor con compañia.
y ese miedo idiota de verte viejo y sin pareja,
te hace escoger con la cabeza
lo que es del corazon.
y no tengo nada contra ellos,
la rabia es contra el tiempo
por ponerte junto a mi,tarde.
Ganas de huir;
de no verte ni la sombra,
de pensar que esto fue un sueño o una pesadilla,
que nunca apareciste,
que nunca has existido.
Ganas de besarte,
de coinsidir contigo.
de acercarme un poco,y amarrarte en un abrazo,
de mirarte a los ojos
y decirte bienvenida.
Pero llegamos tarde.
te vi y me viste,
nos reconocimos en seguida,pero tarde.
Quizas en otras vidas,
quizas en otras muertes.
Que ganas de rozarte,
que ganas de tocarte,
de acercarme a ti y golpearte con un beso,
de fugarnos para siempre,
sin daños a terceros.
miércoles, 3 de febrero de 2010
Llévame contigo
¿No me ves sumergida en el silencio, y amordazada en soledad y olvido?
Al pasar por la sombra de mi vida, dame la mano y llévame contigo.
Te esperé tantos años sin saberlo, perdida dentro de mi laberinto…
ahora que me has abierto la salida, dame la mano y llévame contigo.
No quiero abrir el libro del pasado,
porque detesto cuanto en él he escrito;
uno en blanco abriré para tu pluma; dame la mano y llévame contigo.
Llena mis hojas de apretada letra, yo no quiero escribir,
hazlo tú mismo, enrojeciéndome de sangre y fuego;
dame la mano y llévame contigo.
Donde quiera que vayas, te acompaño,
porque haré tu camino mi camino;
déjame despertar en tus mañanas;
dame la mano y llévame contigo.
No he de mirar atrás, sólo adelante;
perdí el pasado, y el futuro es mío; no te quiero perder;
dame la mano, dame la mano y llévame contigo.
FRANCISCO ALVAREZ
¿No me ves sumergida en el silencio, y amordazada en soledad y olvido?
Al pasar por la sombra de mi vida, dame la mano y llévame contigo.
Te esperé tantos años sin saberlo, perdida dentro de mi laberinto…
ahora que me has abierto la salida, dame la mano y llévame contigo.
No quiero abrir el libro del pasado,
porque detesto cuanto en él he escrito;
uno en blanco abriré para tu pluma; dame la mano y llévame contigo.
Llena mis hojas de apretada letra, yo no quiero escribir,
hazlo tú mismo, enrojeciéndome de sangre y fuego;
dame la mano y llévame contigo.
Donde quiera que vayas, te acompaño,
porque haré tu camino mi camino;
déjame despertar en tus mañanas;
dame la mano y llévame contigo.
No he de mirar atrás, sólo adelante;
perdí el pasado, y el futuro es mío; no te quiero perder;
dame la mano, dame la mano y llévame contigo.
FRANCISCO ALVAREZ
jueves, 14 de enero de 2010
Mujer, yo hubiera sido tu hijo,
por beberte la leche de los senos como de un manantial,
por mirarte y sentirte a mi lado y
tenerte en la risa de oro y la voz de cristal.
Por sentirte en mis venas como Dios en los ríos y
adorarte en los tristes huesos de polvo y cal,
porque tu ser pasara sin pena al lado mío y
saliera en la estrofa -limpio de todo mal-.
Cómo sabría amarte, mujer, cómo sabría amarte,
amarte como nadie supo jamás!
Morir y todavía amarte más.
Y todavía amarte más y más.
miércoles, 6 de enero de 2010
Estás en mí, esta noche, sin posible retorno,
sin un solo recurso que me libre de ti.
Te siento en mi cintura como un estrecho abrazo,
te siento en mi garganta, donde tiembla tu voz.
Me siguen en la noche tus ojos insondables,
ese infinito océano, oscuro y abismal.
Me envuelve tu silencio, tu indefensa ternura,
tus largos aislamientos, tu tristeza tenaz.
Me salpica la boca el chorro de tu risa,
subes en oleadas constantes por mi piel.
No puedo defenderme del calor de tus manos,
ni de tu boca triste, ni de tu claridad.
Te siento como un hierro candente en el costado,
llevo grabada a fuego la marca del amor.
Estás entre mis libros, mis antiguos papeles,
la música que amo, en mi viejo reloj
.Te enredas en mis versos, te bebes mis palabras
y todo lo que escribo te transparenta a ti.
Esta noche te siento subir por mi silencio
y siento que ya nada me queda por hablar.
No quiero que me ocupes, no quiero que me afluyas
como un río incesante de piedras y de sal.
No quiero que me envuelvas, pero tal vez lo quiero.
Tal vez ya no supiera cómo vivir sin ti.
Estás en mí, esta noche, y ya no me defiendo:
arrásame la vida y déjame morir.
sin un solo recurso que me libre de ti.
Te siento en mi cintura como un estrecho abrazo,
te siento en mi garganta, donde tiembla tu voz.
Me siguen en la noche tus ojos insondables,
ese infinito océano, oscuro y abismal.
Me envuelve tu silencio, tu indefensa ternura,
tus largos aislamientos, tu tristeza tenaz.
Me salpica la boca el chorro de tu risa,
subes en oleadas constantes por mi piel.
No puedo defenderme del calor de tus manos,
ni de tu boca triste, ni de tu claridad.
Te siento como un hierro candente en el costado,
llevo grabada a fuego la marca del amor.
Estás entre mis libros, mis antiguos papeles,
la música que amo, en mi viejo reloj
.Te enredas en mis versos, te bebes mis palabras
y todo lo que escribo te transparenta a ti.
Esta noche te siento subir por mi silencio
y siento que ya nada me queda por hablar.
No quiero que me ocupes, no quiero que me afluyas
como un río incesante de piedras y de sal.
No quiero que me envuelvas, pero tal vez lo quiero.
Tal vez ya no supiera cómo vivir sin ti.
Estás en mí, esta noche, y ya no me defiendo:
arrásame la vida y déjame morir.
De repente la risa se hizo llanto,
silencioso y blanco como la bruma;
de las bocas unidas se hizo espuma,
y de las manos dadas se hizo espanto.
De repente la calma se hizo viento
que de los ojos apagó la última llama,
y de la pasión se hizo el presentimiento
y del momento inmóvil se hizo el drama.
De repente, no más que de repente,
se volvió triste lo que fuera amante,
y solitario lo que fuera contento.
El amigo próximo se hizo distante,
la vida se volvió una aventura errante.
De repente, no más que de repente.
Vinicius de Moraes
silencioso y blanco como la bruma;
de las bocas unidas se hizo espuma,
y de las manos dadas se hizo espanto.
De repente la calma se hizo viento
que de los ojos apagó la última llama,
y de la pasión se hizo el presentimiento
y del momento inmóvil se hizo el drama.
De repente, no más que de repente,
se volvió triste lo que fuera amante,
y solitario lo que fuera contento.
El amigo próximo se hizo distante,
la vida se volvió una aventura errante.
De repente, no más que de repente.
Vinicius de Moraes
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